Aunque algunos lo conocen como un refinado y oscuro arte marcial, el Chin-Do es una corriente filosófica de raigambre pragmática.
Se desconocen antecedentes, si es que existió uno, a este movimiento, pero hay un indicio acerca de su origen.
Los especialistas, especialmente uno, coinciden en una cosa, y es en ubicar el nacimiento del Chin-Do en la provincia de Guangdong, y cerca del actual distrito Baiyun, en el sur de China.
Un antiguo manuscrito hallado en un jarrón de jade que se mantuvo oculto en lo que fuera el Palacio de la Gran Claridad la antigua capital Chang’an 長安 arroja luz sobre la increíble historia del ignoto emperador Ping Di 平帝 de la dinastía Han. Solo este documento corre el velo de un misterio milenario.
Pero vayamos juntos a conocer más del Chin-Do. Como arte marcial su característica es que el artista Chin-Do no toma la iniciativa en el combate, sino que espera pacientemente evitando los embates de su oponente con hábiles movimientos evasivos acompañados de un lenguaje corporal que estaría diciendo algo como: «no te registro» o «tu arroz está frío» ya que tiene distintas traducciones.
Y luego de un rato de desconcertar al rival con su aparente desinterés en la lucha… lanza un sólo golpe, preciso y decisivo que definitivamente termina la contienda pudiendo ser mortal.
Esta forma de lucha no resultó del todo eficaz en la práctica sino hasta que las primeras armas de fuego llegan a China. Rápidamente adoptadas por los seguidores del Chin-Do que encontraron con éstas la forma de refinar su técnica.
Podemos ilustrar el concepto con la secuencia que, en un antiguo tapiz oriental, retrata una disputa entre un maestro Chin-Do y un monje Cal’en-Thong.
Vemos lo que podría ser una cantina o un bing-go cantonés donde dos parroquianos juegan mahjong. Luego vemos la mesa de juego volcada y el gesto encolerizado del monje, amenazador. A continuación, el monje estaría esgrimiendo una viga que habría obtenido rompiendo con sus puños una columna del salón. Finalmente vemos al despreocupado maestro Chin-Do que pela un trabuco y le hace un tercer ojo en la frente al monje. Fin del tapiz.
Un ejemplo moderno y menos dramático es la del jugador de canasta que parece que no está haciendo nada, ni presta atención al juego, pero de repente baja todas las cartas, cierra canasta, termina la mano y te deja mirando al sudeste.
Otra, te olvidaste del aniversario y te fuiste al fútbol 5, te avivás al llegar a casa, tu cónyuge ni te pregunta, pero vos enseguida internás a la tía Clara, luego de rescatarla de un incendio y dos mordeduras de alacrán.
Te escucha sin interrumpir, te esmerás en detalles: temperatura combustión de los claveles, VTV de la ambulancia, porcentaje de proteína en la gelatina del hospital… y cuando terminás te dicen: «hace media hora pasó Clara y te dejó esa pasta frola.» Chin-Do.
Hay cultores del Chin-Do en todas partes, se cree que la diáspora habría comenzado en consonancia con la avalancha de productos chinos, de la mano de un gatito, pero posiblemente lo que vemos a menudo son variantes Chin-DO locales e incluso muy deformadas del original.
En nuestra región fue el incansable importador Domingo F. Sarmiento quien obtuvo el primer manuscrito Chin-Do de que te tenga conocimiento, posiblemente haya sido el mismísimo Liu-Yian quien se lo consigue, tiempo antes de que su amistad con el sanjuanino se viniera a pique por la famosa disputa del Paraná de las Palmas.
A raíz de lo cual se especula si el movimiento unitarista rioplatense tiene sus orígenes en un cuento chino.
Retomando la historia del emperador Ping Di, éste reinó China en el siglo uno (sin saberlo porque cuentan los años de otra forma, como sea, para nosotros le tocó dos veces seguidas el año uno dado que no hay año cero).
Para ese entonces la dinastía Han solo se sostenía por la fuerza de sus ejércitos con halcones en sus estandartes, aunque se piensa que también llevaban esas criaturas y otras al campo de batalla.
Ping es primogénito y príncipe mimado en la corte de su padre, el emperador Ai Di 哀帝.
No hay retratos de Ping, una pista podría ser su apodo: dúyǎnlóng 独眼龙 que puede traducirse como «tuerto» o «arroz partido al medio».
Entonces, no habría querido ser retratado o simplemente se perdieron entre tantos cuadros que son todos muy parecidos y da pereza andar buscando.
Desde muy joven Ping Di mostró ser solitario y algo excéntrico, como residencia pidió que le construyeran un monoambiente y su atuendo favorito era un enterito amarrillo con una franja negra a los costados, que siglos después fuera adoptado e inmortalizado por Bruce Lee. Si bien algunos estudiosos creen que el de Ping era dorado y no amarillo.
La muerte de su padre toma a la corte por sorpresa y la deja literalmente sin aliento, porque los médicos reales establecen la causa del fallecimiento del regente a una enfermedad/maldición/hechizo nuevo que llaman «el silbidito final» o «te atragantaste con arroz invisible» y se replica en todos los cortesanos, las esposas y asistentes del palacio. Por recomendación del jefe de la salud imperial Laoemeese 公共卫生 son todos obligados a acompañar a Ai Di al más allá, en lo que se conoció como la doctrina «chuchoeng xhinpun-pan» que en occidente se convertiría en «Ciao pechinese, ciao rabbia» posiblemente llevado a Europa de la mano álgida de Manco Polo.
Las mareas oceánicas son causadas por la atracción de la gravedad de la luna y el sol en la superficie del océano. Como la luna está mucho más cerca que el sol de la tierra, su influencia es mucho mayor. La fuerza gravitacional de la luna causa una protuberancia en la superficie de los océanos en el lado de la tierra que enfrenta la posición actual de la luna. Debido a la ley de inercia, también se forma una protuberancia en el lado opuesto de la tierra. En los picos de cada una de estas protuberancias hay marea alta, en los valles, marea baja. Experimentamos mareas altas y bajas en la playa cuando estos picos y valles alcanzan la costa.
Un día solar es un período de 24 horas, es la cantidad de tiempo que le toma a la Tierra rotar 360 grados para que la luz solar viaje alrededor del mundo y regrese al mismo lugar. La luna gira alrededor de la tierra en la misma dirección en que gira la tierra alrededor de su eje. Por esta razón la cantidad de tiempo para que la luna realice un viaje completo alrededor de la Tierra, o sea el día lunar, es un poco más largo que un día solar: 24 horas y 50 minutos.
Dado que la gravedad de la luna causa los abultamientos en el océano, también toma 24 horas y 50 minutos para que los abultamientos se abran paso alrededor del mundo. Como hay dos protuberancias, hay dos mareas altas y dos mareas bajas por período de 24 horas y 50 minutos. Por lo tanto, la marea alta ocurre cada 12 horas y 25 minutos. Es por eso que las mareas altas y bajas no ocurren a la misma hora todos los días.
Si la tierra estuviera completamente cubierta de océano, sin continentes para bloquear el movimiento del agua, habría dos mareas altas y dos mareas bajas por día lunar. Sin embargo, en el mundo real, los continentes bloquean el movimiento del agua, lo que complica los patrones de marea. Debido a esta interferencia, hay tres tipos de mareas oceánicas. Estas son mareas diurnas, semi-diurnas y mixtas. Nota: el término «diurno» refiere al día lunar, no tiene que ver con que si es de día o de noche.
La mayoría de las mareas son semi-diurnas o mixtas. Las mareas semi-diurnas son cuando las dos mareas altas y dos bajas tienen la misma altura. En mareas mixtas, las dos mareas altas y dos bajas tienen alturas diferentes.
Las mareas diurnas ocurren cuando hay tanta interferencia de los continentes, que solo ocurren una marea alta y una baja por día.
Y un día Ping pasa a ser el nuevo emperador de China, para perpetuar la dinastía Han, solo como pekinés malo, le va tomando el gusto al poder.
Desoye a sus consejeros, desconfía de todos los que tienen más de un ojo y comienza a despacharse con decretos imperiales bastante inusuales:
Todas las casas deberán tener una sola puerta.
Sus súbditos podrán casarse una sola vez, o morirse una sola vez (la traducción es ambigua, pero creemos que hablaba de casarse).
No se podrán guardar animales de dos cabezas en frascos, deberán ser incinerados o comidos.
Para todo trámite que un ciudadano inicie, éste deberá esperar que le avisen cuando termina, no se puede preguntar antes.
Así Ping va moldeando su realidad de un modo único y particular, los chupamedias de siempre 鞋袜吸 le toman el tiempo y le acercan propuestas para más decretos, todas del mismo tenor.
O es de día o es de noche, por decreto. Pero Ping, que nos es tan B-Do, le agrega: en caso de eclipse nadie sale de casa.
Si pediste la cuenta no podés luego: y agregame un cortado de ginseng…
Las costas de China son bañadas por dos mares, el mar de China Meridional, también conocido como mar del Sur de China, y el mar de China Oriental, que incluye el mar Amarillo.
El primero se extendería, usando mediciones masomenísticas, desde Malasia hasta Taiwán, el segundo desde Taiwán hasta Corea.
Ambos pertenecen al océano Pacífico.
Ping decide visitar las provincias del norte, allí no les daban mucha bola a los decretos, más bien se la pasaban jugando al diábolo, un singular divertimento surgido del ingenio de un fabricante de sopapas que llega a China y se da cuenta que nadie tiene inodoro.
Esta situación irrita al emperador.
Decide hacer una demostración de fuerza y redacta más decretos y a todos los llama decreto número uno.
No se entiende nada así que reúne a la población de Shanghai para hacer su proclama.
Y monta su espectáculo haciendo instalar un trono (de sentarse, ya dijimos que de los otros no había en el siglo 1) en la playa.
Astuto Ping elige el momento de la marea alta y ordena que lo ubiquen prácticamente en el agua, de cara a la costa.
A medida que llega la gente se pregunta qué palurdo haría eso, y es entonces que Ping hace su entrada justo cuando la marea comienza a retroceder.
Antes de sentarse hace un gesto hacia el mar con su brazo derecho, onda: rajá de acá que llegué yo.
Y ahí comienza la interminable cantinela de los decretos, los que se desmayan del aburrimiento son picados con palillos, los que tratan de escabullirse son estaqueados de pie en primera fila.
Entre decreto y decreto se resalta el poder del emperador, vendría a ser la tanda publicitaria, pero toda pauta oficial.
Pasan las horas y comienza a gestarse un murmullo. Ping piensa que es por su enésimo decreto número uno, el que prohíbe los guantes y los reemplaza por mitones.
Pero es otra cosa, resulta que el mar está volviendo a reclamar la playa, y a pesar de los esfuerzos de los acólitos reales y las huestes pingueras, avanza con fuerza.
Ping mueve el brazo como el gatito de la suerte (Zhaocai Mao), pero no da resultado.
Debacle total, una ola baña a todes los funcionarios incluido el monarca, los llena de arena, algas, berberechos y quedan como arroz pasado.
Ping confiaba en impresionar con su dominio de los elementos, pero le falló el cálculo.
¿Qué pasó? resulta que, en el mar Meridional, el régimen de mareas, para alegría del emperador que nació en la región, es diurno.
No es así en el mar Oriental, que tiene un régimen semi-diurno.
Esperaban que hubiera una sola pleamar ese día y hubo dos.
De haber consultado con cualquiera de los pibes que juegan diávolo en la playa en las provincias norteñas lo habrían sabido.
Muy contrariado Ping decide volverse a sus pagos, pero antes tira otro decretazo, que a los que nazcan en el norte a partir de ese día les van a cortar una pierna y un brazo, a elección.
De más está decir que se pudrió todo, la guardia imperial se hizo la sota y a Ping una turba enardecida lo saca a puntapiés en el tujes de su carromato. Lo arrojan al mar con su trono, dicen que aferrado al mismo habría llegado a Kagoshima, en el sur de Japón, pero no se sabe a ciencia cierta.
Lo que sí sabemos es que este episodio se encubrió, pusieron de emperador a un impostor y se callaron todos.
De no ser por el manuscrito del jarrón nunca hubiéramos conocido la verdad de los hechos.
Y se preguntarán qué tiene que ver con el Chin-Do, bueno, algo tiene… igual vamos a seguir buscando manuscritos perdidos para ver si se engancha mejor la historia.
Por otro lado, ¿por qué creen que en el mar de China Meridional hay mareas diurnas? Si lo ubican en el mapa tendrán una pista.
Sabemos también que la magnitud de las mareas puede verse fuertemente influenciada por la forma de la costa.
Cuando las protuberancias oceánicas de las mareas alcanzan amplios márgenes continentales, la altura de las mareas puede aumentarse.
Por el contrario, las islas oceánicas no cercanas a los márgenes continentales suelen experimentar mareas muy pequeñas de 1 metro o menos.
La forma de bahías y estuarios también puede aumentar la intensidad de las mareas.
Las bahías en forma de embudo en particular pueden alterar dramáticamente la magnitud de las mareas.
La Bahía de Fundy en Nueva Escocia es el ejemplo clásico de este efecto y tiene las mareas más altas del mundo: más de 15 metros.
En los estuarios con fuertes ríos, los poderosos flujos estacionales pueden alterar severamente o enmascarar la marea entrante.
Los patrones locales de viento y clima también pueden afectar las mareas.
Los fuertes vientos en alta mar pueden alejar el agua de las costas, exagerando la exposición a las mareas bajas.
Los vientos en tierra pueden actuar para acumular agua en la costa, eliminando virtualmente la exposición a la marea baja.
Los sistemas de alta presión pueden deprimir el nivel del mar, generando días despejados y soleados con mareas excepcionalmente bajas. Por el contrario, los sistemas de baja presión que contribuyen a condiciones nubladas y lluviosas generalmente se asocian con mareas que son mucho más altas de lo previsto.
En el continente americano hay mareas diurnas en el Golfo de México y en la costa de Alaska.
¿Conocen más historias de Chin-Doers? Seguro que están por ahí, esperando a ser descubiertas y nos gustaría que las compartan.
Hasta la próxima. XD